Por: Cristina Oses
Primero no concluyas con solo leer el título. No me fui de fiesta, sigue leyendo…
Hace más de un año que no visitaba Multiplaza, me sincero, ya no frecuento los centros comerciales como antes. ¡Ah!, pero eso no significa que haya dejado de comprar, ahora lo hago en línea. Desde libros hasta artículos para la cocina, comercios locales como internacionales. Soy una “online shopper”. Una de mis adaptaciones a la pandemia.
Previo a mi visita a Multiplaza, había recibido la vacuna contra el covid. Así que mentalmente me sentía más tranquila en salir a un mall, eso pensaba yo.
Aquí les va otra confesión, la pandemia ha generado en mí algunas afectaciones, sin darme cuenta , rechazó estar en lugares con otras personas que no sea mi familia. Mis salidas de casa solo son por alguna necesidad y a la misa, donde asisto porque la iglesia es muy estricta en las medidas de bioseguridad y la cantidad de personas admitidas.
Pero bueno, a pesar de haber notado esto, allá iba al evento que estaba invitada, y que había calibrado todos los detalles para asistir: solo dos horas, llegar a tiempo para revisar el lugar, la invitación con aforo limitado, mire en la web el lugar, estaba preparada para ir. Camino al lugar, mientras manejaba, basada en los consejos de Marian Rojas, comencé a decirme pensamientos positivos: “Te vas a divertir”, “Vas hacer nuevos amigos”, ” Conocerán tu trabajo”, “Sonreirás” estaba programando mi cerebro y créanme funcionó, no sé si es suerte de principiante. Me la pase super bien, aunque me avergüenza cuando veo las fotos, a veces se notaba mi distanciamiento físico, quizás solo yo notaba esos detallitos.
Como sentí que manejaba la situación, le dije a mi hija que fuéramos a comprar algunos artículos del hogar que necesitaba. Camino a la tienda donde quería ir comencé a ver más y más personas y yo le decía a mi hija: bueno, veo mucha gente con mascarillas y ella me decía: No todos, mira para allá. Seguimos rumbo al lugar y observé a la distancia que en la entrada del local había mucha gente, quizás en otros tiempos no me hubiera percatado de eso y allá hubiera entrado. Mi hija conociendo por lo que estoy pasando, me pregunta: ¿Segura que quieres ir?
Uy me paralicé y le dije: No, no voy a poder entrar, hay demasiadas personas en la entrada, cómo será dentro. No, puedo entrar, mejor vámonos. Mi hija me preguntaba si quería ir a otro lado, miré alrededor tratando de buscar un lugar donde ir, hasta allí llegó mi programación cerebral. Deseaba salir de allí, regresar a casa.
Al tener teletrabajo, mi casa se ha convertido en mi refugio seguro.
Un médico me explicó que puedo estar padeciendo de afefobia, busque su significado y es el siguiente: “Es una exageración aguda de las tendencias normales para proteger el espacio personal, expresado como un miedo de contaminación o invasión, y extendiéndose incluso a gente a quien el sujeto conoce.” Él me recomendó ver a un especialista que pueda ayudarme en estos episodios, la vida continua y tendremos este virus por algún tiempo más.
Se preguntarán en qué encaja la cerveza en todo esto, esa misma tarde cuando llegamos a casa le dije a mi hija: que tenía muchas ganas de beber una cerveza. Ella me mira con asombro, y me dice déjame ver si te consigo una. Llamó al novio y me dice que él me traía no una, sino dos cervezas. Otra coincidencia, hace varios años que no había tomado cerveza. Cuando llegó la cerveza a mis manos, la bebí de un solo tiro, como un experto cervecero. El novio de mi hija le preguntó: ¿Ese antojo de tu mamá no será algún efecto de la vacuna?
Me causo mucha risa, no sé cómo será la Cristina post pandemia, soy optimista que mejor. Los que me conocen, saben que soy una mujer de fe, consciente de mis debilidades, algunas ocasiones me superan mis miedos y olvido las promesas de mi Señor Jesús.
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