La octava de Navidad es hasta el 6 de enero, por lo tanto hasta ese día seguiré deseándoles Feliz Navidad y compartiéndoles estos recuerdos.
En esta ocasión les comparto el recuerdo de Navidad del escritor panameño radicado en Estados Unidos Juan Ríos Vega.
Desde muy pequeño aprendí que mis navidades eran tristes. A pesar que me encantaba escuchar a mi vecino el poner su tocadiscos a todo volumen con canciones navideñas, el olor a la pintura fresca, los tamales y los múltiples regalos que recibían sus hijos, esto siempre marcaba la diferencia entre su familia y la mía. Mis padres se habían separado desde que yo tenía cuatro años; así que mis hermanos y yo teníamos que acostumbrarnos a celebrar la navidad solo con mi mamá, una maestra que a duras penas le alcanzaba para comprar un regalo para todos: un televisor de 14 pulgadas a colores, una enciclopedia o una bicicleta para los tres. Pero lo que más me gustaba de las navidades era decorar el nacimiento. Cuando tenía 14 años la mejor amiga de mi mamá me llevó a la graduación de secundaria de su hijo en Costa Rica. Tengo que reconocer que esa ha sido la única vez que visite el país hermano.
De ese viaje me traje de recuerdo un nacimiento hecho en barro. Y hasta mis diecisiete años, mi trabajo era decorar el nacimiento. Recuerdo que cada fin de año me iba con un grupo de amigos del colegio a Boquete a buscar musgo en las montañas. Esto era toda una aventura de adolescentes, algunos enamorados y otros buscando el amor y otros como yo solo buscando musgo para mi nacimiento. Una vez en casa, teñía papel manila de color verde, conseguía espejos o papel de aluminio para hacer los ríos. También construía casitas con cartulina, pinturas, hielo seco, escarchas y goma. No puedo explicar con palabras la alegría que me daba el armar el nacimiento cada año, aun sabiendo que el niño Dios no me iba a traer muchos regalos aunque mis calificaciones eran buenas y me había portado bien. Después de cumplir mis diecisiete años me mudé a la capital para continuar mis estudios universitarios y fue entonces mi hermana la que tomó la responsabilidad de decorar el nacimiento. Mis navidades siguen siendo tristes por muchas razones, pero estos recuerdos de mi infancia en casa de mi madre me plasman una sonrisa de esperanza en mi rostro
Autor: Juan Ríos Vega
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