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MI MES FAVORITO

No me canso de decirlo para mí el mes más hermoso es el mes de diciembre, celebramos Navidad, el nacimiento de Jesús y porque tuve la dicha de nacer el 2 de diciembre.

La Navidad es una celebración muy especial. En mi familia hemos conservado muchas tradiciones para estas fechas y aunque cada año es distinto, siempre el centro de las celebraciones es compartir en familia.

Aunque es mi mes favorito, tengo nostalgia recordando a mi papá porque esta era su “fiesta”, siempre atento a que la casa estuviera bien adornada, muy iluminada, todo lo necesario para la cena, buena música y por supuesto regalos.

Cada uno de estos aspectos estaba muy al pendiente, desde que la casa estuviera pintada, antes de iniciar la colocación de las luces de navidad. Una de las tareas de mi papá era revisar cada extensión de foquitos para saber cuáles funcionaba y cuáles no, revisaba cada foquito para ver cuales debía arreglar. Recuerdo su rostro de satisfacción cuando, después de varias horas, lograba arreglar alguna extensión de focos. Pues eso significaba una menos que se tiraba a la basura.

En mi adolescencia mis responsabilidades en esta fiesta era tener la casa ordenada y limpia, y hacer el dulce de frutas de navidad. Realmente a penas tenia fuerzas para compartir, yo era de las primeras que se quedaba dormida por el cansancio. Mi papá y mi mamá eran de los que se quedaban en la terraza de la casa, esperando a los vecinos que venían a compartir con ellos.

Sé que en cada país las tradiciones navideñas pueden ser diferentes. Sin embargo en mi pequeñito y bello Panamá, en nuestra fiesta por muy sencilla u ostentosa que sea la familia, siempre está la decoración que se empieza desde la primera semana del mes de diciembre, comenzando con las puertas de entrada de la casa, familia que no tenga decorada la puerta, automáticamente pensamos que están viviendo algún luto familiar o no vive nadie allí.

Pues aunque pases las navidades en otro lugar, siempre se decora la puerta. A mí me encanta ver las decoraciones de las puertas de las casas, van desde papel de envoltura de regalo, hasta otras que parecen un mismo árbol de navidad, con todo y luces.

El nacimiento también es muy común en nuestras casas. En mi familia, desde niños esa era una decoración que esperábamos, mi hermano y yo, nos peleábamos por colocar los animalitos y quien se levantaba primero cada mañana para mover a cada Rey mago en su camino hacia el pesebre del niño Jesús. En casa no tuvimos árbol de navidad hasta que un tío que se mudó a Miami, le obsequio a mi papá el árbol artificial con toda la decoración. Mi hermano tenía 10 años y yo 11 años. Se puede imaginar la felicidad de tener un árbol en casa.

Ya hoy día muchas casas tienen un árbol de navidad y un nacimiento aunque sea pequeño.

Otra tradición es que en la mesa de cada familia no puede faltar: el tamal, la rosca de huevo, la bebida de sarril y el ron ponche, resto de los alimentos que acompañan pueden variar, pero estos no fallan.

También como muchas familias panameñas, se asiste a misa del gallo. En mi familia vamos todos, desde que mi papá tuvo su conversión, es decir puso a Jesús en el centro de su corazón, comenzamos a ir todos a misa, y nuestras Navidades eran mucho más llenas de alegría.

Cuando nació mi hija, la primera nieta de mis padres, las navidades fueron otra cosa, pues todos incluyendo a mi hermano, volvimos a ser niños. Preparando los regalos de ella, y por supuesto manteniendo esa fantasía que San Nicolás le traía sus regalos cada navidad.

Empezamos desde hacer la carta, colocarla en la bota de puerta para que San Nicolás se la llevara, hasta las múltiples preguntas sobre cuantos días falta para que llegue Navidad.

Aun viene a mi mente, el primer año que mi hija y yo decidimos pasar la Navidad en nuestra nueva casa, mi hija tenía siete años, ese año mi papá después de asistir todos a misa, dijo que él se iría con nosotras a nuestra casa a pasar la Navidad con su “Reina”, así le decía a mi hija. Ese año mi mamá se quedó sola. Recuerdo que mi papa durmió en la cama de mi hija y mi hija conmigo.

A mi medio siglo de edad, no recuerdo una Navidad que no haya estado con mi familia, empezando con mis abuelos, mis tías y tíos, primos y con mis padres, hermano, cuñada, sobrino y por supuesto mi hija.

Este año me propuse vivir una Navidad diferente, donde mi mayor alegría es acompañar a María y a José a la espera del niño Jesús, me propuse no dejarme llevar por estrés navideño de las compras y hacer más obras de misericordia. Complacer a mis seres queridos, especialmente a mi mamá, que cada año intento convencerla de que este en Navidad en mi casa, y no logro convencerla, después que murió mi papá, mi hermano, mi hija y yo, vamos con ella a misa del gallo, regresamos a su casa y estamos con ella, cada uno de nosotros le damos un beso al niño Jesús y mi mamá lo coloca en el pesebre. Después nos regresamos a nuestras casas.

Me encanto compartir contigo, sobre mi Navidad. Con todo mi corazón te deseo una Feliz Navidad y que el niño Jesús reine hoy y siempre en tu corazón.

Por último voy a contarles un deseo de navidad que tengo y espero poder cumplirlo antes de morir… es vivir una Navidad en un lugar donde haya nieve… esta sí que sería una Navidad diferente. Bueno te confieso que yo nunca he visto la nieve, solo en las películas.