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Algo tan microscópico nos cambió... la vida es corta y frágil



Cuando leía esas historias de pandemia siempre lo vi como algo inexistente en nuestra actualidad, con tanto avances tecnológicos en la ciencia, lo vi como algo del pasado.


Al principio del confinamiento pensé que esto sería por unos días, nunca imaginé la magnitud de lo que estábamos atravesando y comprendí lo frágiles que somos como seres humanos; al pasar los días comencé a sentir miedo y ansiedad, insomnio, la incertidumbre me estaba atormentando, tener a mi familia lejos y no saber cuándo estaré con ellos y poder abrazarlos es algo que aún me angustia.


Con el pasar de los días y las semanas, me tuve que ir mentalizando a convivir bajo este nuevo escenario, me he acercado a Dios y le he pedido que aumente mi Fe, porque en definitiva me di cuenta de lo alejada que estaba del Señor y necesitaba paz mental. Me he refugiado en el rezo del Rosario, en el manejo de la respiración para controlar mi ansiedad, el estrés, y tener noches más tranquilas.


En estos meses he podido definir mis prioridades en la vida, reconociendo que lo material ocupaba un lugar importante en mi día a día. Hoy, valoro aún más mi vida y la cuido desde un sentido más espiritual, humano, valoro la vida de mi familia y mis amistades. Las cosas materiales pasaron a ser sólo adornos que por ahora no los necesito y no generan valor a mi vida.


La vida es tan corta y frágil que vemos como algo microscópico puede tumbar potencias, arrasar economías, confinarnos a un encierro; la vida se nos puede ir en un momento y ni siquiera tienes la oportunidad de despedirte de esas personas que son parte de tu vida, me ha tocado vivirlo y fueron días muy duros que me hacen valorar más la familia y la unión.


Espero después de esta pandemia, ser una mejor persona: más humana, menos egoísta, más orientada al prójimo, más caritativa...salir fortalecida.

Autora: Ana María



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