
Hace unos días vi esta película, que me hizo confirmar que en mi corazón tengo un sentimiento especial por los niños, desde que empece a ver a los niños de Uganda, mi corazón se derritió.
Entre sonrisa y llantos termine de ver la película, con una inmensa necesidad de ayudar a la infancia en todo el mundo, en medio de la situaciones particulares que viven, a conservar su inocencia.
Les cuento que en muchas ocasiones los niños de la nada se acercan a mi, me hablan, me sonríe, me tocan como si me conocieran. Alguna veces he pensado que debo tener un ángel de la guarda muy juguetón, que los atrae a mi.
Para mi es un hermoso regalo de Dios.
Que Él me indique el camino a seguir.